sábado, 24 de enero de 2009

Pertenencer... ¿Tiene sus privilegios?


Es increíble que, así como las huellas digitales son únicas en cada persona, también lo es la forma de ser. De entre aproximadamente seis mil millones de habitantes que hay en este planeta, es imposible encontrar a dos que piensen, sientan y se comporten de la misma manera. Es decir, que ciertamente somos únicos. Sin embargo, en esta era denominada de la “comunicación” e “información”, (En la que, paradójicamente, existe una enorme incomunicación entre humanos y desinformación social), los Medios Masivos imponen modas. Estos medios tienen una fuerza tan poderosa, que arrastran consigo a muchos jóvenes, que imitan un “estilo de vida”, perdiendo por ello toda originalidad. La forma de vestir, de mirar el mundo se resume a algo que es tomado sin comprender el por que. Y esto implica que no se adopta, tan sólo se copia una tendencia. En la adopción de algo como propio, es indispensable el proceso de resignificación, es decir, reconfigurar y procesar con el intelecto lo que se pretende incorporar a uno. Pero lo cierto es que esto se excluye totalmente, porque hoy pensar es visto como un trabajo para ilusos y traga libros. En definitiva, quienes saltean la resignificación, se convierten en seguidores ciegos del sistema, siendo similares a los robots a los que los programan para cumplir con una tarea. Ser una réplica hace que se pierda toda la esencia del yo. Así que, porque somos únicos, valorémonos y utilicemos la cabeza (que no es pecado meditar), aunque sea difícil luchar contra el facilismo imperante.

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