domingo, 12 de abril de 2009

El anónimo

Se despertó, eran las 6 de la mañana. Apaga el despertador, se levanta y se baña. Se seca, peina su cabellera castaña y lisa. Se pone un poco de perfume y se viste. Desayuna, se lava los dientes y sale. Afuera todavía está oscuro, y la brisa es fresca. Una tenue luz indicaba que el alba estaba llegando. Camina hasta la estación, espera al tren y se sube. A medida que va avanzando, se va llenando de personas, que el no mira ni ellas lo ven. Viaja con estos entes durante 40 minutos, y baja al final del recorrido. Toma un colectivo donde se cruza nuevamente con otros fantasmas, llega a su trabajo. Saluda con deferencia, pero todavía con más indiferencia. Trabaja, sin saber bien lo que hace. Atiende reclamos, lo insultan por algo que no hizo, recomienda sobre algo que nunca vio, intenta vender lo que no es suyo. A las 19:00 hs, sale. Saluda nuevamente con deferencia indiferente. Toma el mismo colectivo para volver a la estación. Se cruza con otros muchos entes. Toma el tren. Se queda a mitad de camino. Se retrasa durante media hora. Vuelve a andar. Llega a su ciudad a las 21:00 hs. Vuelve a casa. Todo es oscuridad, abre la puerta, el olor a soledad. Prende la luz, que revela el desorden. Se saca la ropa, se viste con el pijama. Come las sobras del domingo. Va a su cama, y encuentra a su única compañera: Una pantalla cúbica. La televisión. La enciende, y mira trivialidades. Está aburrido, piensa en llamar a alguna mujer para pasar la noche ocasionalmente. Y así lo hizo. Sin embargo, cuando ella se fue, se sintió vació como antes. Cuando estuvo con ella, aún estuvo solo.

Se despertó, eran las 6 de la mañana. Apaga el despertador, se levanta y se baña. Se seca, peina su cabellera castaña y lisa. Se pone un poco de perfume y se viste. Desayuna, se lava los dientes y sale. Afuera, está oscuro, y está lloviendo... Y lo mismo hasta el viernes. Llega a su casa, algo más temprano de lo habitual. Come algo rápidamente, y se baña. Luego se va a bailar. Llega a un lugar cerrado, ruidoso, plagado de luces intermitentes de todos los colores imaginables, destellos de arco iris. La atmósfera es densa y sofocante, el olor podría ser parecido al alquitrán (mezcla de alcohol, porro, cigarrillo y la máquina de humo). Intenta calmar su soledad hablando con alguien, pero nadie escucha allí. Luego, se da cuenta que es igual que viajar: nadie lo ve, y el no mira a nadie. Todo allí es artificial, y todas esas personas no son más que fantasmas. A pesar de estar rodeado de una multitud, está sólo. Logra escapar a un rincón donde la música no es tan ensordecedora. Habla con una chica que se llamaba Karina o Martina o Marina (no entendió bien, daba lo mismo). Luego se están besando. Luego, algo más. Comprendió nuevamente que estaba solo, y que estaba besándo a un fantasma, un vaho humano, un espejismo. Aún así, se acostó con ella. Al día siguiente, se levanta. Le duele mucho la cabeza, y siente que el estómago está en llamas. Toma un analgésico. Medita un rato, y recobra algunos recuerdos aislados de la noche anterior. Pensar le da jaqueca, así que sigue durmiendo. Y así pasa el sábado.

Se despertó, eran las 6 de la mañana. Apaga el despertador, se levanta y se baña. Se seca, peina su cabellera castaña y lisa. Se pone un poco de perfume y se viste. Desayuna, se lava los dientes y sale. Afuera, está oscuro, el frío es penetrante... Y lo mismo hasta el viernes. Llega a su casa, dentro del rango de horario que le es común. Come algo rápidamente, y se baña. Luego se va a bailar. Y lo mismo durante meses...

- ¿Quién es este chico?- Preguntó un curioso.
- No tengo idea.- Respondió otro curioso.
- Me dijo esa chica, que se llama Romina, o Camila o Yamila, da lo mismo, que estaba hablando con él. Ella no le escuchaba mucho lo que le decía: se quejaba de su vida, de su tristeza y de su soledad, cosas que aburren y a nadie le importa. Por eso Yamila, o Camila o Romina se alejó de él, y cuando apenas se había corridos unos pasos escuchó el disparo. Al darse vuelta, lo vio, justo como lo estamos viendo nosotros acá, con los cesos desparramados.- Dijo un tercer curioso, entre el círculo de curiosos que, como buitres sobre su presa se habían formado en círculo alrededor de aquél joven. Una sirena, destellos blancos y rojos. Llegaron los médicos, la gente se corre. Se llevan al muchacho.

2 comentarios:

  1. Brillante chivi......

    Casi diria otra bra maestra XD......muy buena narracion acerca de lo vacia q es la vida de la mayoria de la gente hoy en dia y q, desgraciadamente, tmb pueden terminar asi, con un final tragico.....

    bueno che espero q esto lo puedan leer mas gente y q tomen conciencia de lo q es la vida rutinaria y monotona donde nada tiene sentido y q solo puede tener un final de infelicidad....

    bueno che buen posteo....un nuevo logro! XD

    un abrazo che!!!

    augusto!

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  2. moraleja o paradoja?

    no confies en extraños



    aah si, no te robes mi cerveza!

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